«Te ha costado, pero lo has conseguido. Tú te has interesado por la alfarería. Mucha gente de Ibiza y Formentera no se preocupa por esto», felicita el ceramista Antoni Marí Frígoles a Inés Ventós, la autora del libro ‘Hombres de barro’. Ella contesta que el experimentado artesano «es el eje del libro» y que se documentó acerca del oficio, cuya tradición describe en la publicación, mientras lo veía trabajar en su estudio. «Era muy divertido ver a mi padre moverse de un lado a otro con Inés detrás tomando notas», ríe María José Marí, la hija de Frígoles y alfarera, antes de destacar que él es «muy generoso con la gente que pasa por su taller».
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Frígoles explica que la actividad ha cambiado mucho con el paso del tiempo mientras da vueltas a su bastón: «Ahora es un trabajo de señores porque el torno es eléctrico y el horno es de butano».
María José Marí matiza que, a pesar de ello, trabajan con sabañones en los dedos en invierno por el frío y la humedad. «Tenemos un color muy bonito de piel porque nos lavamos con agua con barro y nos secamos con toallas manchadas de barro.
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